Nuestro Planeta está cubierto en su mayoría por
agua, existen precipicios en los océanos de gran profundidad, bajo nuestras
aguas se esconden más misterios que en Marte ya que se tienen mucho más datos
de este planeta que sobre los mares más profundos, existe más fauna que en la
selva y más riqueza que en una mina de oro. Hasta el momento, ningún ser humano
ha conseguido bajar a más de 11,000 metros de profundidad. Las temperaturas son
bajísimas que sobrepasan los 0 grados centígrados, es una oscuridad absoluta y
las presiones son altísimas, existen peces que tienen que soportar el peso de
varias toneladas por cada centímetro cuadrado de su cuerpo.
Cuando aún vivía John F. Kennedy tenía serias dudas
sobre si gastar su presupuesto de ciencia en colonizar la Luna o en el estudio
de los fondos marinos. Al final, decidió enviar astronautas al lejano satélite,
pero es evidente que sus asesores científicos sabían con claridad que debajo
del océano se encuentra toda una maravilla por descubrir, un mundo tan
fascinante y desconocido como el universo.
Ya todos sabemos que el sueño de conquistar la Luna
se ha logrado, nuevamente parece retomar la ciencia la iniciativa de seguir investigando
los misterios de los fondos marinos, el hombre ha volado, viajado al espacio y
ha puesto más de 100 veces el pie sobre el monte más alto de la Tierra, incluso
ha mandado robots más allá del sistema solar para conocer más. Sin embargo aún
le falta descubrir que ocurre debajo del agua a grandes profundidades.
Japón, Estados Unidos y Francia ya han construido
sus respectivos ingenios submarinos y han relanzado así una carrera de
proporciones similares a la espacial. En 1960 se logró alcanzar los 10,912
metros de profundidad en la fosa de las marinas gracias al robot Trieste, esta
cima se encuentra en el Pacífico Occidental, desde esa fecha su record no ha
podido ser superado, en marzo de 1995, el robot japonés Kaiko se aproximo justo
hasta los 10,911 metros de profundidad, pero no pudo seguir bajando, por lo que
la marca del Trieste quedó intacta, Sin embargo el Kaiko nos pudo proporcionar
las primeras imágenes de video en tiempo real de la flora y la fauna abisal y
nos abrió la ventana a un fascinante mundo de proporciones inimaginables.
En el fondo del océano entre los 800 y 11000 metros
de profundidad se encuentra uno de los paisajes más extraños del planeta. Un
ecosistema marino determinado por las condiciones más extremas de presión y
temperatura que no se encuentran en ningún otro lugar del globo terrestre. El
bentos de los abismos acuáticos también conocido como bentos de la zona hadal o
ultraabisal, es uno de los ejemplos más asombrosos de sobrevivencia de
organismos; la escasa vida que se encuentra en estos lugares está sorprendentemente
adaptada: A la presión, a la oscuridad, a la falta de oxígeno, a la escasez de
víveres, a las bajas temperaturas que oscilan entre 5 y 1ºC. Por esto es genial
encontrar algún tipo de vida en estas condiciones. Aunque el índice de la
biomasa sea prácticamente cero, la vida existe en la zona hadal.
Aunque la vida no está totalmente
ausente en esta zona, especies e individuos son allí infinitamente menos
numerosos que en las demás regiones del mar y en los demás ecosistemas
terrestres, como por ejemplo las pluviselvas, cuya biomasa triplica la de los
abismos. Sin embargo a pesar de ser un ecosistema relativamente pequeño, sus
aportes a la biodiversidad son significativos en cuanto a la variedad de
especies presentes en él ya que muchos de los organismos que habitan estos
abismos son únicos de ellos y no se encuentran presentes en ninguna otro región
geográfica de la Tierra. ( en pocas palabras, son especies endémicas de los
abismos marinos).
Sin embargo para poder comprender
estos fenómenos es importante conocer primero cuál es el significado de
"bentos abisal". En general el bentos es el conjunto de aquellos
animales y plantas asociados con el suelo marino; es decir, bentónicas son
todas las especies que viven relación íntima con el fondo marino, éste como
gran comunidad ecológica, se extiende en el mar desde la línea de rivera, hasta
las más altas profundidades. La zona abisal es por lo tanto la zona bentónica
de los abismos, más allá de la región arquibentónica. La frontera entre las
zonas arquibentónica y abisal suele establecerse entre los 800 a 1000 metros de
profundidad. El mar profundo constituye la más dilatada de todas las regiones
de nuestro planeta líquido al cubrir cerca del 85% de lo que se conoce como
cuencas oceánicas. Así los abismos son en general inmensas cuencas de fondo
llano y fosas abisales, que forman las regiones más profundas del océano, entre
los 1000 y los 11000 metros de profundidad
Aunque la vida no está totalmente
ausente en las regiones abisales, especies e individuos son menos numerosos que
en las otras regiones del mar gracias a las condiciones ambientales ya
mencionadas: La zona abisal carece de luz solar y por lo tanto de algas; el
factor principal que limita toda la vida abisal es, pues, el aporte de alimento
forzosamente alóctono (proviene de otros lugares diferentes al lugar de vida).
En estas condiciones se le da paso a la biomasa más abundante de los
abismos:Las bacterias. Una parte de éstas son autótrofas quimiosintéticas, que
cubren sus necesidades de carbono, a expensas del ion bicarbonato, oxidando
amoniaco, hidrógeno, nitrito, metano o substancias inorgánicas.Las bacterias
son prácticamente los únicos productores por debajo de la región iluminada. Otras
bacterias, heterótrofas, se nutren a expensas de la masa orgánica disuelta que
aporta el agua circulante, así como de toda clase de cadáveres y excresiones.
La representación del mundo animal es mucho más amplia. Incluye variadas formas
de rizópodos y una gran variedad de esponjas, entre las que son especialmente
características las hexaltinélidas Entre los celentéreos se encuentran
hidrozoos, como grandes pólipos solitarios, pennatularios y actinias. Se han
encontrado 375 especies de equinodermos por debajo de los 2000 metros. Los
briozoos abisales son raros, se encuentran algunos anélidos poliquetos y los
braquiópodos se encuentran en un número muy notable. La mayor parte de
cefalópodos de profundidad son batipelágicos. Hay artrópodos (crustáceos) y vertrebrados
(peces) entre los cuales se encuentran el Barathronus, Benthobatis, etc. Estas
formas animales se dividen entre los que se alimentan de presas vivas
(depredadores), de residuos (detritívoros). Algunas formas viven en contacto
con el fondo (bentos) y por lo tanto pueden ser ya sea excavadores, fijos,
errantes o libres (o pelágicos).
Como respuesta al medio, estos organismos presentan
las siguientes particularidades:
º La
ausencia de luz lleva consigo la atrofia general de los órganos de la visión,
compensada por un alargamiento de los órganos táctiles, por lo cual se han
observado crustáceos cuyas antenas alcanzan longitudes desmesuradas.
º Por
otro lado la ausencia de luz es la posible causante de la producción de luz
orgánica (bioluminiscencia) aunque este fenómeno se le atribuye también a la luciferina.
La bioluminiscencia tiene como función la atracción de presas, así por ejemplo
el Melanoccetus murrayi , usa como cebo sus órganos luminosos.
º Otra
característica se da entre tonos rosados y violeta y por lo general también se
encuentran organismos con cuerpos transparentes. Esto se debe a que al ser
absorbidas las ondas luminosas rojas en las capas superiores del océano, el
disponer de una librea de esta coloración no representa ningún inconveniente,
ya que se hace invisible al no haber ninguna radiación que reflejar.
º Es
de suponer que el crecimiento de los seres abisales es lento y su vida muy
larga, como consecuencia de la acción similar y acumulada de la escasez de
sustento, del frío y de la presión. La escasez de alimento suspendido, exige un
cambio en la reproducción de estos grupos que dan larvas planctónicas; sus
representantes en la zona abisal pasan a producir menos huevos y cuidan por
ende más a los mismos. Un ejemplo es el del erizo Aceste bellidífera, que cría
sus hijos en una depresión dorsal de su caparazón, rodeada de espinas en forma
de pluma.
º Otra
de las características del abismo marino son las chimeneas de Geiseres, por las
cuales viaja el agua hasta el corazón del planeta calentándose hasta los 400ºC
En torno a estas calderas habitan colonias de gusanos hasta de 20 cm. de largo,
que se han acomodado en estas aguas calientes y sulfurosas. Estos gusanos son
organismos quimiosintéticos que absorben metano, compuesto letal para otras
especies.
º La
uniformidad de condiciones y lentitud de evolución se manifiestan en una menor
diferenciación específica abisal, lo cual no se da en los ecosistemas
terrestres (como la pluviselva), donde las condiciones del medio favorecen la
rápida evolución y especiación, llevando así a un aumento de la diversidad y
del número de especies en general, de 1400 en los abismos a un millón (aprox.)
en las pluviselvas.
º Además,
la biomasa abisal es débil con respecto a la de zonas horizontales: La primera
de 22 a 56 gr/m3 entre los 200 y los 500 m, y de 9 a 26 gr/m3 de los 2000 a los
9000 m. La segunda de 165 a 346 gr/m3 . Como consecuencia de esto, "el
bentos abisal es un mundo miniaturizado y mitigado. No hay manera de adivinar
el número de especies presentes".
Los camarones se encuentran frecuentemente a
grandes profundidades. Los que viven de 4 500 a 6 000 metros abajo de la superficie
del mar no son de aspecto muy diferente a los que llegan a nuestras mesas, a
excepción de que son más grandes, hasta de 30 centímetros de largo, y a veces
de color más vivo.
El camarón rojo de las profundidades, llamado
Acantephira, lanza una sustancia bioluminiscente a través de sus glándulas
situadas a los lados de la boca, con la que atrae a sus presas para
capturarlas. Otro notable camarón de los abismos, el Sergestes de color
escarlata, lleva una larga antena gruesa, flexible como látigo, en la punta
semejando una caña de pescar. De esta antena salen muchos ganchos curvos hacia
adelante, capturan a sus presas y las jalan luego hasta que quedan al alcance
de sus terribles pinzas.
Entre los equinodermos, las holoturias o pepinos de
mar de los grandes fondos son muy distintas y extrañas unas de otras; presentan
muchos apéndices y prolongaciones que hacen que apenas se reconozcan, pero
todas ellas, dentro de esta gran diversidad, tienen como rasgo común la
existencia de una superficie ventral plana que les permite deslizarse
suavemente por el fondo sin hundirse.
Las estrellas de mar se han visto a profundidades
de 4 000 metros, conociéndose unas 2 000 especies; los individuos comúnmente
tienen cinco brazos, sin embargo, también los hay con 6, 12 y aun 50 brazos;
varían de tamaño desde 2.5 centímetros de diámetro hasta varios metros.
Los ofiúridos o bailarinas de mar abundan en los
fondos oceánicos y las cámaras fotográficas han revelado grandes masas de ellas
en las profundidades, con sus brazos semejantes a culebras entrelazadas, de tal
modo que forman una sola y gruesa masa. Se han encontrado hasta 500 de ellas
por metro cuadrado y son tan frágiles que es muy difícil atraparlas con redes,
ya que muchos centenares se rompen y desaparecen por las mallas de las redes
antes de llegar a la superficie.
Los erizos de mar de las profundidades presentan
glándulas cuya picadura puede ser mortal. Otro tipo de equinodermo es el lirio
de mar o crinoideo, criaturas de largo tallo con una corona de cinco
"hojas" semejantes a plumas en su extremo. Son los primeros fósiles
vivientes dragados del mar; actualmente sus esqueletos fosilizados forman una
masa de piedra caliza de 60 a 150 metros de espesor.
Se creía que estos lirios de mar se habían
extinguido hasta que en 1850 el pastor noruego Michael Sars sorprendió al mundo
científico con algunos ejemplares vivos. Se han encontrado a profundidades
hasta de 8 200 metros y actualmente se conocen unas 800 especies.
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